Vistas de página en total

miércoles, 27 de abril de 2011

QUE RUIDO DE FELICIDAD...

          QUÉ RUIDO DE FELICIDAD



Mis manos se alargan hasta tocarte
buscando ésa misteriosa sensación de paz,
justificable,
de sonidos huecos, de voces huecas
que manifiesta el equilibrio de los labios;



ignoro qué luz sucumbe
ante tus ojos extraños, pero la lluvia
de labios desbocados,
con risas en los dientes, muerde
tu cuerpo estático con un escalofrío
que siempre soñara. Contacto suave
y mortífero, contemplándote los huesos
sobresalidos, la carne que palpita en las manos
y llora perdida en el placer
que mutila los miembros.



No sé qué ruido de oquedades
me estremece y agita,
me pierde en la niebla de tu lengua
áspera y espesa y me atrapa furibunda,
me ata como un dogal a tu vientre.
Hermosa  piel que despertara
sombreada de brazos, colgada de felicidad
en una marea de espumas
y labios, fugando el sudor a otros espacios
más callados, más solitarios.



Mis dedos bordean la penumbra
de tus senos que galopan, dolor tuyo
y mío, dolor inmenso que se derrumba
como una columna de humo gris,
oigo tu voz por encima de los gritos
buscándome gozosa, impaciente del amor
de mi cuerpo, ahorcado junto a tí,
como dos estrías de espejos
que vencieran el azogue y el vaho moribundo
de la ira voluptuosa...

JUAN JOSE CORBALAN IBAÑEZ

No hay comentarios: