POEMA PARA UN SILENCIO
Oh ya mis ojos no volverán a verte.
Cansada agonía en la tierra, los huesos
amargan, la fiebre delira en la fosa
como una fobia inmensa y terrible.
Las cuencas deshabitadas, aglomeradas
de vacío, vacío y fiebre en el aire;
al filo de la noche, una horca
de cansancio empieza ya a amenazar...
Quizás mis ojos no volverán a verte,
oh cuerpo sacro, indolente ceniza,
hueco opaco sin luz, sin voces
ni risas de hermosos cuerpos.
Oh ya mis ojos no volverán a verte,
mi buen Yorik,
habitado de excrementos y larvas
en la tierra húmeda de noviembre...
JUAN JOSE CORBALAN IBAÑEZ
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