¿…a dónde van a parar tus brazos
ahora que descansas del amor nuestro,
tendida a la orilla de mis muslos tibios;
no sabes que el tiempo es corto
cuando se ama, y el egoísmo gotea como en una clepsidra hueca,
y ahoga la desesperación;
a dónde van a parar tus besos
cuando deshabitas mi presencia
triste de fantasma melancólico,
no sabes que ansío cada porción,
cada trozo de ti
amarrada a mi cuerpo como una novia
de poeta triste,
no comprendes que tus ojos abiertos,
muertos de felicidad,
llenan de gozo mi alma y la muerte
es solo un instante,
una sombra fugaz sobre los cuerpos…?
JUAN J. CORBALAN IBAÑEZ
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